MIS IMPRESIONES FAMILIARES-2

61.- Pasado el tiempo, quién lo iba a decir, aquellas aventuras han tenido su secuela de la manera más esperada. La crisis del matrimonio agilizó el encuentro y, en plena búsqueda de soluciones para mantener mi exaltada actividad sexual.

62.- Las mentiras del padre hicieron que el matrimonio se rompiera, por lo que ahora me encuentro viviendo una nueva vida: con una mujer 12 años más joven con la que mantiene una relación estable, tal vez demasiado. Es junto a lo que podíamos definir como un gilipollas ilustrado, un tipo insoportable que no comprende a su actual pareja que, por cierto, no tiene una relación para nada fluida debido a que él tuvo una mochila libertaria en el pasado. 

63.- Habría que distinguir entre distintos aspectos. Pero el paso del tiempo es al final fundamental en la percepción de quienes precedieron la historia familiar. Esto se ve con claridad, precisamente, en las últimas actuaciones. A menudo, los hijos y la madre que se unieron hace tiempo, aparecen llenas de fantasmas y por lo tanto, seguramente más dignas de reivindicación y rescate. Pero en la casa del padre hay un creador coetáneo que difícilmente vamos a ver fantasmas. La proximidad de una nueva oleada de indiferencia, les hace parecer aún vivos.

64.- Tal vez peque yo ahora de ingenuo, pero me gusta pensar que, a partir de aquí, puede haber alguien que acuda como moderador y una vez aparezca, encuentre algo que pueda resolver el tema, una idea, para que se quede todo resuelto para siempre, y que cambie la manera de ver tranquilamente la situación familiar. Y si eso ahora mismo no se da, aunque quienes sientan la fascinación por ayudar vengan de fuera. Soy tan ingenuo que sigo pensando que la madre tiene mucho poder ante sus hijos.

65.- Aunque por orden de prioridades las miradas deberían dirigirse solo a la armonía familiar y al entorno que le circunda, la atención se dispersa también hacia otras cuestiones más prosaicas. El amor lo es. Y como otras acciones humanas, el padre lucha por sacar la cabeza en ese marasmo. Pretende simplemente respirar tranquilamente. Aguantar como sea hasta que los acontecimientos encuentren la dichosa solución. Es una lucha legítima por la supervivencia. Un esfuerzo loable por ganarle la batalla al enfrentamiento, que amenaza seriamente su vuelta a los momentos del pasado.

66.- Lo que sucede es que el padre es el trapecista de este circo. El protagonista estelar de la pista y por tanto el que más riesgos debe asumir. En esta situación, y por más vueltas que se le dé, no puede actuarse con red. Al menos con una red que proteja toda posibilidad de llegar a un final feliz.

67.- Para avivar más la incertidumbre y a pesar de las dudas que genera la situación, el padre siempre ha manifestado que él confía en el arreglo, pero la realidad es que se me antoja casi imposible que pueda solucionarse con precisión de cirujano a los comentarios que puedan producirse cuando pase el confinamiento, sin interrumpir de nuevo la situación. La niebla pues no termina de disiparse. Y con niebla se no puede ver nada claro.

68.- Es un querer y no poder. Un esfuerzo que puede resultar inútil y quedarse todo en el camino como me sucedió al principio, que tras una lucha de varios años perdí la enorme ilusión que había presentado en aquella última reunión cuando yo deseaba arrastrarlos hacia mi orilla. Ojalá esto no suceda otra vez si es que llega el caso de volver a encontrarnos para tratar de zanjar de una vez por todas el tema que nos separa.

69.- En el fondo, las distintas posibilidades a la hora de afrontar las tensiones en detalles como ese (y otros) me llevan a defender una generosa libertad personal y a definir la situación como espertentica.

70.- Quizás el padre siempre estuvo ahí. Desde este punto de vista, el viaje del caminante se convertiría simplemente en el relato que ha hecho al pobre viejo de sus tribulaciones, acaso para convencerlo de que siempre puede hallarse a alguien más desgraciado que uno mismo. ¿Querrán ahora acompañarlo en su vagar y poner fin a esta situación?.

71.- Hay mucho discurso congelado, mucho relato artificioso, mucha épica caduca, palabras gastadas, inevitables, como no podía ser menos tratándose de un padre que ha sido objeto de tanta reflexión. Pero también hay espacios de verdad, de naturalidad, de arte, de vida.

72.- La nostalgia que encontramos en la vida actual, en las declaraciones de algunos de sus protagonistas, incluyendo al propio padre, es aquella que se refiere a esa época matrimonial dorada, que sin duda lo fue, en la que ellos eran jóvenes y felices. Es curioso que se añore precisamente aquello contra lo que tanto se lucha actualmente.

73.- La dicotomía mentira/verdad que subrayan los hijos es la clave para entender todos los acercamientos para solucionar el problema: los que miran al padre desde las alturas. Esto se puede aplicar a la situación y es que esta historia se puede meter en el olvido para contárnoslo en la muerte que llegará sin remedio.

74.-Debemos subrayar la necesidad de que el tema se asiente en el hoy. Justo lo contrario de la nostalgia huera. Y es que, pese a quien pese, el padre nunca, nunca, se ha dejado someter por normas impuestas desde la distancia.

75.- El padre, en el doble duelo del final de sus días, como señalando el crepúsculo de toda una época gloriosa, tiene la fuerza de una alegoría... una distopía que denuncia en clave de guasa muchos de los despropósitos familiares del presente en que vivimos, no es la única pieza dorada de su forma de ser. El motivo de ese vacío, según suele verse, se halla del lado de los hijos. Hay en sus comentarios reminiscencias míticas, pasajes a otro lado, descripciones de avatares cotidianos que, tal y como acostumbra a ser preceptivo en esta clase de imaginaciones, se abre insospechadamente a un ámbito de significado nuevo, no previsto al principio. Su interés por el lado menos frecuentado de la realidad le ha hecho recorrer otros caminos, por citar algunos de sus trayectos en soledad.

76.- Existen momentos en la vida que, por desgracia, nos dejan marcados para siempre. Desde el momento en el que uno es ignorado, hay una ausencia, un espacio que ha quedado huérfano y un cambio que sólo con el tiempo se llegará a aceptar. Y precisamente eso es lo que me ocurrió a mí y percibí que a partir de entonces mi vida iba a ser totalmente diferente. Y uno de los síntomas que me llevaron a esa conclusión fue la mirada de mi pareja, incapaz de asumir un hecho que iba a hacer que la relación ya nunca vuelva a ser la misma.Y es que es verdad, en los momentos más dramáticos de nuestra existencia siempre puede surgir el humor (¿Quién no ha acabado contando alguna divertida anécdota sobre el finado en un funeral?). Es por ello que el camino del padre para llegar a la aceptación de su nueva condición va a ser la mar de divertido y movido.

77.- Ya que a partir de una cierta edad los ancianos parecemos niños, efectivamente, el padre, devorado por el olvido filiar, juego con esa doble permisividad: la de la edad y la de la orfandad paternal. Dicen, que a los viejos se nos perdona todo, se parte de una verdad prehistórica. Mi rostro se ensombrece cuando confirmo a día de hoy, lo que me está devorando en la vida real es el olvido premeditado. Por aquellos años más bellos de mi vida, defiendo mi pasión por el ayer, que no vivo actualmente en mis mejores momentos.

78.- Yo hago las cosas a conciencia. Y si no me lo he planteado es porque siempre he sido un inmaduro. No he sido padre por compasión.

79.- A menudo hablo del silencio oportuno y la sensibilidad del padre ignorado, pero qué sería de todo esto sin los afectos mutuos. Me siento muy querido por el fulgor de la NATURALEZA que siempre me acompaña.

80.- El relato reflexiona en torno a las paradojas que tendría que afrontar la persona si algún día alcanzará la verdad. Sus ideas son letales pero con voluntad propia. De lo que querrá apropiarse no será de la memoria del mortal, sino de la posibilidad de dominar esa memoria y de reconstruirla desde su propia visión de mundo. Ellos creen que es una metáfora de la ideología realista, que saben que para dominar la historia no han de apropiarse de las ideas, sino de los bienes materiales del padre.