MIS IMPRESIONES FAMILIARES-4

101.- Todo lo expresado por ellos conforman un mito repleto de falacias que ha llegado imperturbable incluso hasta estos días de pandemia, en una historia que transita entre la leyenda y lo mítico, y que sitúa al padre como una cabeza de turco ideal, que provoca la brecha familiar y el caldo de cultivo idóneo para desatar el estallido posterior del drama.

Tras este episodio, y bajo una fuerte presión se hipertrofió la culpabilidad del padre, al que se le atribuyó como el responsable de la situación. También, por la influencia de una familia que hizo de él la cabeza de turco para tapar sus propios errores.

A la fábula se le añadieron después versiones en las que se aseguraba que había sido embaucado por otras personas. Desde mi propio convencimiento, intento hoy desmontar la leyenda negra sobre la que durante décadas he sido considerado como un hombre sin sentimientos.

En la historia familiar quizá solo sea el chivo expiatorio de ellas y una víctima de la misoginia, la desinformación y el sensacionalismo. Quizá sea ahora fuera yo el que debiera sufrir ese un proceso de revisionismo para desentrañar la verdad.

102.- No hay que ser muy perspicaz para detectar la influencia de la madre, porque explicar el mecanismo de actuación ya no es tan difícil. He desarrollo esta idea con el acierto de quien sabe de lo que está hablando. Añado ahora una observación para corroborarla: Muchas actitudes desproporcionadas de los hijos hacia mí.

Ver o volver a ver en la actualidad esas actitudes, demuestra el peligro a que se expone el que cree ingenuamente que el padre contaba las aventuras extramatrimoniales de la madre para salvar su pellejo de seductor, es decir, que sus historias maternales podían pasar tal cual a la historia familiar como impropias de ella. La palabra aventura ya debería avisar del doble juego: la inocencia fingida y la disimulada sofisticación de sus actos. Al contar la peripecia solamente del padre se pierde lo esencial de los hechos.

103- Con el instinto de un investigador nato, el padre entendió desde el primer momento que ella, especialmente su candidez, es decir, el de los años de matrimonio superfluo, no era sólo una técnica para escapar de la insensibilidad sexual de la madre, sino muchas cosas más, y que contar por contar no basta.

Trataré de aclarar lo que intento decir con un ejemplo al alcance de todos. El argumento de la madre no se sostiene por ningún lado porque ningún ser humano entiende que sea el padre quién manda en la situación familiar.

Nadie sabe por qué el padre, que parece ingenuo, es tan peligroso, y, por supuesto, nunca existieron unos hechos irrevocables, y menos con el beneficiario en estado de ingenuidad. Sin embargo, es difícil escapar a la fascinación de esa historia pueril sin amor, llena de intriga y hedoísmo, y frases como <<Es un mal padre que ha engañado a la madre>>.

104.- Expresiones que me acompañan toda la vida, aunque no quieran decir nada. Porque todo eso, improbable y ridículo, fue en su momento el comienzo del abandono del padre, y todos los hijos de aquella época, eran inconscientes de la situación, al margen del poder adquisitivo que disfrutábamos en nuestros respectivos hogares.

Este raro efecto de la imagen que perdura en la memoria, desvinculada de la realidad, es el mundo del padre. El que él habitaba y el que supo transmitir de un modo tan auténtico, que surte efecto en cualquier parte del mundo, sean cuales sean las circunstancias personales del momento.

En la escueta escenografía de su entorno y con un elenco de ganadores, conté una y otra vez el pequeño drama familiar y eterno de comprobar que las expresiones de los hijos son muy frágiles cuando topan con la cruda realidad. O cuando uno se hace mayor y descubre que no nos queda más que esperar la llegada de la muerte, que las sonrisas se diluyen cuando van mal dadas y que el tema para mí ya ha cerrado y no volveré a dar explicaciones.

105.- Tengo 72 años, estoy cansado de tanto desprecio. Soy de máximo fervor por la vida y llevo un muy riguroso control de mis dolencias seniles y guardo mi mente en la viviendas donde me encuentro, aunque antes ya era muy casero y disfrutaba de todo lo que tenía a mi alrededor.

Siempre he ido de la mano de los recuerdos contrariados de un hijo incapaz de ayudar a su progenitor explorando la auténtica vida familiar y un padre divorciado, con la duda de si es suave la situación y la certeza de que el alma es para siempre la que acompaña a la verdad.

106.- Los últimos años de mi vida están siendo difíciles. El espectáculo familiar es desolador, las vejaciones contra mi persona, frecuentes. Todo esto a veces me provoca una congestión torácica que lo mismo acaba con mi vida. Se apagará una llama llena de incógnitas que buscará lugar donde prender sin rencor.

107.- Desde niño soñaba que correría el mundo, aunque en realidad pensaba que no podía haber tantos países como se explicaba en los libros de geografía y que era una artimaña para que retuviésemos nombres extraños. Los primeros comenzaron con España a los 18 años con mi familia en un todo poderoso 600 que aguantaba muy bien los calentones. En la actualidad, a mis 72 años, ya ha visitado medio mundo, desde el sur de Marruecos hasta Norteamérica, pasando también por Asia. Pero la pandemia nos ha obligado a suspender un crucero desde Estocolmo, frenando y cancelando el viaje que ya tenía muy bien preparado. He pasado el confinamiento felizmente en Granada, lejos de mis hijos y nietos, que viven entre Madrid, Málaga y en un pueblo de Granada.